Las he visitado todas, pero no puedo evitar poner esto antes de que retiren los comentarios.
Lugares a visitar en Navarra.
Albergue de reyes y reinas en la
antigüedad, Navarra es una comunidad por descubrir. Rodeada de paisajes de
ensueño, castillos y palacios, y pueblecitos con mucho encanto puede ser una
buena opción para hacer una escapada en septiembre si estás de vacaciones.
Recorremos algunos de sus rincones.
1.
La ruta de la brujería: Zugarramurdi
En la comarca de Xareta, muy
cerca de la frontera con Francia, nos encontramos con lugares llenos de
misterio. Navarra tiene un pasado embrujado, y es aquí donde los mitos y
leyendas sobre la brujería y los espíritus persisten. Dicen que todavía en este
tipo de pueblos se oyen las voces del diablo, y sus vecinos, supersticiosos,
cuelgan flores de cardo a las puertas de sus casas para espantar a las almas
oscuras. Para tanto llega el asunto que incluso hay una ruta que va por todos
los lugares de la comarca en busca de relatos perdidos.
En Zugarramurdi podemos
encontrar retazos de todo esto a través del 'Museo de las Brujas', donde se
pretende dar espacio a la dantesca historia que protagonizaron una serie de
personas, que debido a la fiebre brujeril de la época, sucumbieron a los
caprichos de la Inquisición. También en la famosa 'Cueva de Zugarramurdi', donde
las celebraciones paganas estaban a la orden del día, y durante la época de la
Inquisición, fue presentada como prueba irrefutable de que allí se realizaban
ritos de brujería. Además, no sólo de leyendas se nutre el turismo del pequeño y
acogedor pueblo, ya que la cueva es un gran complejo kárstico atravesado por el
arroyo 'Olabidea', o como se conoce en la actualidad, 'Arroyo del infierno'. En
la actualidad, la gruta se encuentra preparada para el visitante, con horario de
visitas, aunque sólo una vez al año, en el solsticio de verano, vuelve a abrir
sus puertas a las leyendas que la hicieron darse a conocer, y se celebra una
fiesta pagana o 'bacanal', con el carnero asado como principal manjar.
2.
Termas naturales: Embalse de Yesa
Rodeado de pequeños pueblecitos
abandonados, y con el agua cristalina y turquesa característica de Navarra, nos
encontramos con el pantano de Yesa, muy cerca de otros sitios más turísticos
como el Castillo de Javier, el Monasterio de Leire o el Valle del Roncal. Se
encuentra muy cerca de la capital, a 47 kilómetros, y se puede disfrutar de los
deportes acuáticos que se realizan en él, así como de unas pequeñas termas
naturales que sólo se descubren en verano, cuando el nivel del embalse baja.
Tomar el sol o darse un baño de
barros pueden ser otra de las actividades a realizar, así como visitar los
pequeños pueblos abandonados debido a la creación del propio embalse, que
produjo la eliminación de los terrenos que los agricultores y ganaderos usaban
para trabajar. En algunos de estos pueblecitos abandonados podemos encontrar
albergues donde comer o tomar un café.
3.
En la Sierra de Urbasa: Nacedero del Urederra
Quien visite Navarra no puede
dejar de acercarse al nacimiento del río Urederra. En la Sierra de Urbasa,
cercano a la localidad de Baquedano, las aguas cristalinas, de un azul turquesa
de película, pueden dejar al visitante con la boca abierta. Su nombre, que viene
del euskera 'ur ederra', significa hermosas aguas, y de verdad que le hace
honor. La razón de estos colores es el componente kárstico del suelo del arroyo,
que al ser blanco, produce ese intenso tono en sus aguas. Esto, sumado a su
precioso entorno, su vegetación, su infinidad de pequeñas cascadas, y sus
colores y olores, hicieron que el lugar fuese declarado reserva natural en 1987,
incluso llegó a figurar como candidato a las 'Maravillas de Navarra'.
Es un lugar ideal para
senderistas aficionados y familias que quieran salir de excursión, ya que la
dificultad de la ruta que lleva hasta la cascada del nacimiento es bastante
baja. Sólo seis kilómetros separan al visitante de la cascada. El río nace a 713
metros de altura. Un imponente mirador rocoso, al que se puede acudir en coche,
y desde donde uno se puede deleitar con el paisaje de la zona. La erosión del
agua ha provocado que la roca se interne cada vez más, dando la sensación de
estar en un gran anfiteatro de altura.
4.
Quinto Real: Real Fábrica de Armas
En los valles pirenaicos del
Baztan, Erro, Esteríbar y Alduides podemos encontrar este extenso bosque de
hayas. A 8,5 kilómetros de Eugi y su precioso embalse, y a escasos 9 kilómetros
de Francia, nos encontramos, entre árboles, vegetación y la fauna que
caracteriza el lugar, las ruinas de la Real Fábrica de Armas de Eugi.
Entre hayedos, podemos observar
los restos de este lugar, un conjunto monumental de 10.000 metros cuadrados, que
días atrás acogió a una población de hasta 500 personas. Lo que fuese
anteriormente el edificio ha quedado reducido a los arcos que se encuentran
sobre el río Arga y que son las partes de la edificiación mejor conservadas. En
1766 se instalaba esta fábrica debido a los innumerables recursos naturales que
abundan en la zona, que dotaban a sus trabajadores de materia prima para
realizar armas y munición de la época. En 1794 sería destruída por los franceses
en la guerra de la Convención.
El espacio, más parecido al de
los cuentos de hadas, es ideal para dar un paseo a través de sus árboles, y de
las ruinas rodeadas de musgo. Además, Eugi, el pueblo que se encuentra a escasos
kilómetros, es perfecto para hacer una parada y comer en alguno de los típicos
restaurantes con vistas al precioso embalse.
5.
Al pie del camino: Roncesvalles
Es la segunda parada del famoso
Camino Francés, tras San Juan Pie de Puerto, aunque para muchos es el inicio del
mismo. Su estrátegico enclave ha dotado a este pueblo como lugar de paso a
través de la historia, tanto para soldados como para, en la actualidad,
peregrinos. La historia rodea el municipio, y es que en este pequeño pueblo
situado en la merindad de Sangüesa, a 47 kilómetros de la capital, se libró una
de las más famosas batallas contra el rey franco Carlomagno. Los lugareños dicen
que la ganaron ellos, pero no hay datos históricos que especifiquen realmente lo
que pasó.
En lo que al entorno se refiere,
cabe destacar la famosa Colegiata de Santa María, uno de los mejores ejemplos
del arte gótico francés. Además, al claustro se abre la capilla de San Agustín,
donde podemos encontrar la enorme tumba de Sancho VII el Fuerte, uno de los
reyes de Navarra de la dinastía Jimena, apodado así por su gran compexión
física. Dentro de la misma colegiata podemos encontrar un museo donde se
presentan lienzos, tallas, piezas de orfebrería, y el que sería el conocido
Ajedrez de Carlomagno, figura protagonista de historias, relatos e incluso
novelas, como 'El Ocho' de Katherine Neville.
6.
De princesas y caballeros: Palacio Real de Olite
Esta pequeña ciudad situada en
la comarca de Tafalla es un regalo para la vista de los más fantasiosos. Situada
en el corazón de Navarra, a 40 kilómetros de Pamplona, nos encontramos ante un
municipio medieval, con sus callejuelas y su castillo típico de princesas y
caballeros. El municipio, rodeado de viñedos y con una clara tradición vinícola,
está declarado Conjunto Histórico Artístico.
El Palacio Real fue albergue de
los principales reyes navarros hasta su anexión con la corona de Castilla. Era
uno de los palacios más lujosos de la época, y en la actualidad, pese a que en
su interior no se conservan muebles ni decoración, queda clara la belleza de la
edificicación. De un tono rosado, y enmarcado por diferentes torres, el viajero,
con sólo un vistazo, puede trasladarse a la época medieval e imaginar las vidas
de los lugareños. Parte de su estructura está edificada sobre una antigua
fortaleza romana, y aunque ha sufrido diferentes catástrofes, como un incendio
en 1883 que lo destruyó parcialmente, las labores de conservación y restauración
han cumplido su objetivo. Además, una de las partes del edificio se encuentra
habilitada como Parador Nacional.
Además del precioso palacio,
podemos encontrarnos ante un pueblo completamente medieval, con un impresionante
ciudado en los detalles. Las iglesias de Santa María y San Pedro, los conventos
de San Francisco y Santa Engracia, los recintos amurallados romano y medieval,
las galerías medievales y el entramado urbano ponen el broche final a una
pequeña ciudad que a nadie deja indiferente.
7.
De aves y buitres: Foz de Lumbier
Si lo que te gusta es observar a
las aves en plena naturaleza este es el lugar ideal. Nada más y nada menos que
cientos de buitres leonados pasarán a escasos metros de tu cabeza en un camino
que recorre una estrecha garganta formada por la erosión del río Irati.
La foz, declarada reserva
natural, tiene 1.300 metros de longitud y se puede recorrer a través de la vía
verde que discurre cerca del río. En el camino, además de observar el
comportamiento de las aves, dos enormes túneles, que se recorren completamente a
oscuras, nos transportan al pasado, por donde pasaba el primer tren eléctrico de
España llamado 'Irati', que comunicaba Pamplona con Sangüesa. Al final del
camino podemos observar los restos de un puente del siglo XVI, que según los
lugareños fue construído por el diablo, de ahí que haya pasado a denominarse
'Puente del Diablo', .
Por otra parte, antes de llegar
a la vía verde, hay un mirador en la carretera NA-178, desde donde los más
curiosos pueden observar el momento en que se les da de comer a los
buitres.